Manifiesto de Decimos ser escritores.

por Itzia Rangole.

Imagen: The writer de WilloelsATree.

Para poder decir que somos algo, primero hay que definir la esencia de lo que se declara, para después explicar la cuestión de porqué únicamente se enuncia que se es algo, en lugar de declararse como tal. De tal forma que la primera interrogante que nos compete es ¿qué es un escritor? y la segunda, ¿por qué decimos ser escritores? Inesperadamente surge otra pregunta, ¿por qué al afirmar ser escritores se percibe un tufo a falsedad?

Un escritor es una persona que redacta ideas bajo un cierto orden, estilo y armonía. Bajo esa amplia definición, muchos pueden serlo, tanto aquellos que han obtenido becas, premios, cuya obra ha sido celebrada por los críticos especializados, los que se autopublican en plataformas digitales o los que mantienen sus piezas ocultas al público. ¿Pueden entrar todos en la misma categoría?

No, no pueden. Tendríamos, entonces, que acotar el concepto de autor como el ente que fabrica ideas originales, bajo un lenguaje creativo y tener como requisito indispensable la publicación de su trabajo. En este panorama cabría también la duda de si la reputación o la antigüedad del medio que reproduce la creación del escritor entran en juego.

Con el objetivo de obtener una premisa parcial pero directa, podría responder personalmente sobre la cuestión, por lo cual, la pregunta de ¿qué es un escritor? se transforma en ¿quién es un escritor (para mí)? Homero y Esquilo. ¿Demasiado antiguos? Shakespeare, Goethe, Austen, Quincey y M. Shelly. ¿Algo más contemporáneo? Dumas, Poe, Melville, Lewis, Nietzsche, Stoker, Wilde, Doyle, Mann, London, Hesse, Kafka, Lovecraft, Tolkien, Borges, Orwell, Canetti, Sabato, Dahl, Burgess, Asimov, Saramago, Capote, Bataille, Foucault, Ibargüengoitia y Eco. ¿Son estándares inmoderadamente altos? ¿Es mejor nombrar alguien que, de preferencia, todavía respire? Shriver. Todas estas personas son escritores, de esa manera, a todas las demás únicamente nos resta decir que somos algo que resulta remoto poder cumplir. 

Decimos que somos escritores, porque no lo somos, mas escribimos. No obtenemos un beneficio económico por la inversión de esfuerzo, inventiva y tiempo, a pesar de ello, habitamos mundos remotos, permanecemos enclaustrados en nuestra mente, buscando las palabras que encajen con la realidad que intentamos describir. 

El hedor de timo que se advierte es propio del mundo de las letras, donde todo lo que se produce es una mentira paradójica que permite vislumbrar la existencia, a partir de un embuste. Los que decimos ser escritores somos los seguidores de Don Quijote, en lugar de las armas tomamos la pluma, en lugar de vagar por el mundo, deambulamos por nuestro cerebro, igualmente desconocido, pensamos cumplir una noble profesión, cuando nos limitamos a preguntar necedades y responder disparates. Al igual que el hidalgo loco, de nuestro carácter absurdo, son otros los que toman alegría o infortunio.

Escribir es engañar, jugar con el intelecto, retorcer los hechos, caer por la madriguera, cruzar el espejo, estar del otro lado del muro, ser partícipe de encantamientos, caminar voluntariamente por el tablón y perder la cabeza. Sin embargo, escribir no es ser escritor y como miserables, no abogamos por un derecho de nombrarnos como tal, no obstante, peleamos por la libertad de usar las palabras a nuestro antojo, para decir ser escritores. 

Itzia Rangole (Tampico, Tamaulipas, 1991). Egresada de la licenciatura de Filosofía y Ciencias Sociales en el ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara. Cuenta con un diplomado en Desarrollo Humano por la IBERO León. Desde el 2013 es la Directora de la revista Miseria. En el 2014 fue locutora del programa La lechuga de Minerva en Radio Itópica. Incursionó en el ámbito de la docencia con el programa Enseña X México y en el sector industrial, como jefa del Departamento de Recursos Humanos, de una maquiladora de calzado. Ha colaborado con las revistas Cruce, Contratiempo, Espora, Clarimonda, Monolito, Abigarrados, Extrañas Noches, Nudo Gordiano, Minificción, El Narratorio y Letralia. Actualmente trabaja como escritora fantasma y redactora de publicidad.